domingo, 6 de noviembre de 2016

El Carmen de la Victoria

Este Carmen huele a ocre, madera que crepita con el fragor de las llamas. Sabe a hierba fresca que cruje entre las fauces de un minotauro perdido. Suena a primavera perenne: pájaros que intercambian leyendas, el discurrir eterno del agua y una campana distante que llora. Los troncos de los árboles conforman los cimientos de esta fortaleza, coronada por verdes lanzas que retan a la bóveda celeste. Su roce chartreuse y ámbar acaricia la piel de los allí presentes; infinidad de texturas que convierten a este Carmen en un universo paralelo ubicado en otra época, en otro lugar: Un Carmen sinestésico.

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